jueves, 27 de diciembre de 2018

Top 10 de películas para unas oscuras y entrañables navidades




Las fiestas navideñas coinciden prácticamente con el solsticio de invierno, una época en que las horas de luz solar se reducen al mínimo. Cuando las sociedades se basaban en la agricultura, la vida se hacía dura debido al frío y a la ausencia de luz solar. Dentro de aquella fría oscuridad, surgía la promesa de que algo mejor estaba por llegar.  La Navidad del rito Cristiano renueva este significado con el nacimiento de una Nueva Luz para el mundo. Por eso, las películas de Navidad tienen a veces una vertiente que roza el drama e incluso lo siniestro. Pero en casi todos los casos las historias esquivan la tragedia en el tramo final y alcanzan un final conmovedor y entrañable, o al menos tranquilizador. Vamos pues, con estas diez “entrañables” historias de Navidad, de menos azúcar a más dulce.

10º. Promesas del este (David Cronenberg, 2007)

1% de azúcar y 99% de pura maldad.

A muchos sorprenderá el que se incluya esta cinta como película de Navidad. Sin embargo, no hay que olvidar el significado etimológico de navidad (natividad, es decir, nacimiento). La víspera de Navidad, un mafioso es asesinado en una barbería y una adolescente embarazada llama a las puertas de un hospital donde la comadrona Anna (Naomi Watts) queda muy afectada por su muerte al dar a luz. Desde el momento que decide dar acogida al bebé en su casa,  esto le conducirá a una mafia rusa y una espiral de violencia cada vez mayor cuando conoce a Nikolai (Viggo Mortensen) En la total oscuridad hay una luz: Nikolai no es quien parece ser, y Anna hará todo lo posible para que la difícil natividad del niño no acabe mal.
9º. El día de la bestia (Álex de la Iglesia, 1995)

10% de azúcar y  90% de maldad diabólica.

El anticristo va a nacer el 25 de Diciembre de 1995 y solo un sacerdote erudito, con la ayuda de un heavy satánico de Carabanchel y un falso vidente televisivo pueden evitarlo. Una historia de locos ambientada en fechas navideñas, con un Alex Angulo y un Santiago Segura  en estado de gracia, construyendo dos personajes para el recuerdo. Dentro de lo estrafalario de sus antihéroes y lo apocalíptico de la historia, es inevitable sentir simpatía por los protagonistas.




8º. Plácido (Luis García Berlanga, 1961)

25% de azúcar y 75% de sátira social.

El guión original se llamaba “Ponga un pobre en su mesa”. La sátira despiadada de  Rafael Azcona y la dirección de un Berlanga genial para desmontar la  falsa bondad de la Navidad. Mientras los ricos disfrutan del lujo, la gente humilde lucha por pagar las letras de sus herramientas de trabajo y los pobres se mueren de frío. Pero hay que fingir que que se es un buen samaritano, al menos un día al año. Solo los entrañables cómicos españoles de toda la vida aportan un poco de luz a una historia que describe la hipocresía de la sociedad española de la época.



7º. El apartamento (Billy Wilder, 1960)

40% de azúcar y 60% de egoísmo en la empresa.

Recordando la dulzura de Shirley MacLaine y la simpatía de Jack Lemmon, es difícil pensar que esta sea una historia oscura. Pero no olvidemos que durante la cinta se produce un intento de suicidio y que un empleado está a punto de perder su dignidad a cambio de una ascenso. Una fiesta de Navidad de empresa (de las tantas que hay en estas fechas) es el origen de la toma de conciencia de Baxter, que empieza como un desgraciado al servicio de sus jefes y acaba tomando la altura moral que todos deberíamos tener.




6º. Family Man (Brett Ranner, 2000)

50% de azúcar y 50% de falta de escrúpulos.

Jack Campbell (Nicholas Cage) encarna a un ejecutivo sin escrúpulos que la víspera de Navidad es capaz de anular la comida familiar con su tía y convocar una reunión de empresa para el día siguiente. Sin embargo, una extraño con ciertos poderes (Don Cheadle) le muestra cómo hubiera sido su vida de haberse casado con su novia de juventud (Tea Leoni) a la que abandonó en pro de una ambiciosa carrera. La desesperación de Jack cuando descubre la vida humilde que hubiera llevado pronto da paso a su transformación cuando las emociones por su familia pasan a primer plano. El tramo final es puro azúcar, no apto para diabéticos.



5º. Gremlims (Joe Dante, 1984)

60 % de azúcar y 40% de disparatada maldad.

No deja de ser una película apta para toda la familia, pero ya la conversación del protagonista con una novia potencial, que odia la Navidad, nos pone sobre aviso. Luego la cosa se pondrá mucho más siniestra con un montón de monstruitos asolando la ciudad y la una villana que encuentra un final que -no nos engañemos-merecía. Sin embargo, el bondadoso protagonista, las escenas sentimentales y el happy end hacen que siga siendo esencialmente una película navideña para (casi) todos los públicos.




4º. Los amigos de Peter (Kenneth Branagh, 1992)

65% de azúcar y 35% de trapos sucios.

Aunque no se ambienta propiamente en Navidad, sino en fin de año, el tono festivo de estas fechas impregna toda la película. En 1982, un grupo de amigos de Peter da una representación musical para despedir el año, y diez años más tarde, Peter vuelve a reunirlos para despedir el año en su mansión. Durante los días que pasan juntos se repiten los desencuentros, las disputas, los traumas y la confesión final del protagonista. Sin embargo, el tono festivo de la banda sonora, la reconciliación y la Amistad, con mayúsculas, decantan la película del lado amable de la vida. Kenneth Branagh logró reunir a actores de la talla de Stephen Fry, Hugh Laurie, Emma Thompson o Imelda Staunton.




3º. Scrooge (Ronald Neame, 1970)

80% de azúcar y 20% de avaricia.

Quizá la mejor versión musical de Canción de Navidad  de Charles Dickens, con Albert Finney como Scrooge y Alec Guiness como uno de los espíritus de las navidades. No cabe duda de que Ebenezer Scrooge es el ser más avaro que ha dado la literatura, pero también lo es que todos los personajes humanos que le rodean (con la excepción del fantasma de Marley y el espíritu de las navidades futuras) rezuman dulzura, concordia y bonhomía. El tramo final avanza hacia más y más azúcar.



La gran familia (Fernando Palacios, 1962)

90% de azúcar y 10% de estrecheces económicas.

La película solo disputa a Qué bello es vivir el primer puesto en países de habla hispana, pero es otro clásico indiscutible. Alberto Closas, Pepe Isbert y José Luis López Vázquez  lo hicieron posible aportando personaje a cuál más bondadoso. La dificultad para sacar adelante la familia no son capaces de contrarrestar el almibarado toque de toda la película. Para no perderse: la escena en que Chencho se pierde en los mercadillos de la Plaza Mayor de Madrid.




1º. Qué bello es vivir (Frank Capra, 1946)

95% de azúcar y 5% de codicia.

Todos los personajes, con George Bailey (James Stewart)  a la cabeza, son buenos excepto el codicioso Potter. Aunque George desciende a los infiernos del suicidio (como Fran en El apartamento), todos sabemos que con un ángel como Clarence la cosa no puede acabar mal. El final, con incluso los personajes que venían a reclamarle la deuda aportando dinero a George,  no es apto para diabéticos.


© 2018 Pedro Alcoba González, excepto la imagen y los vídeos que acompaña el artículo.

lunes, 3 de diciembre de 2018

First Man no logró en taquilla el éxito que merece


Llevamos unos años en que las películas de astronautas han tenido una especie de revival, si bien enfocado desde la ciencia ficción. Algunos ejemplos son Gravity (2013), The Martian (2015),  o una  interesante propuesta  en las que pesa más la ciencia que la ficción, como es Interstellar (2014). Sin embargo, entre ellas sorprende First Man (El primer hombre). Y lo hace por dos razones: una es por su condición de película realista, y otra por la audacia de ser una película basada en acontecimientos verídicos, cuyo final ya conocemos y  nada menos que de los años sesenta. Por eso, de entrada esta película de Damien Chazelle (director de la oscarizada La, la, land),  y de la que Steven Spielberg es productor ejecutivo, no lo tenía fácil.
Damien Chazelle, director del film.
La película jugaba con la baza de estar basada en el documentado libro de 600 páginas con el mismo título de James R. Hansen, y también con el americanismo, hoy más en boga que nunca, para hacerle propaganda. Lo primero le ha servido para abrirse camino entre cierto público europeo, lo segundo podría haberle servido para hacer caja, al menos en Estados Unidos. Sin embargo, la omisión de imágenes como la de la bandera norteamericana en la Luna (justificada por el director explicando que fue un éxito de la humanidad, no de los EEUU) la hicieron pronto perder espectadores. Aunque sus  resultados son discretos, se especula que la película acabará recaudando lo que ha costado producirla, sobre todo cuando aparezcan sus candidaturas a los Óscar. Eso no quiere decir que otras películas como  Ha nacido una estrella (de la que ya hablamos aquí) o Venom (película menor de Marvel), no la hayan superado con creces.Sin embargo, no vamos a entretenernos más ahora en los resultados de la taquilla, sino el rendimiento de la película en cuanto a historia y estética cinematográfica. Resumamos, sin spoilers, el argumento:

Un ingeniero y piloto combina su trabajo —probando sofisticados cazas que hacen vuelos a gran altitud— con su vida familiar con su mujer Janet y la situación de su hija Karen, afectada por una grave enfermedad. Cuando su situación familiar cambia, Neil se presenta  en un reclutamiento de la NASA para astronautas y es admitido. Tras muchísimos avatares y  un durísimo programa de entrenamiento, se le elige para pilotar la Apolo XI en la primera misión que aspira a poner el hombre en la Luna. Paralelamente a su entrenamiento, Neil trata de superar las pérdidas de sus camaradas y ciertos conflictos familiares. 

Lo primero que llama la atención es el punto de entrada que eligen los guionistas Nicole Perlman y Josh Singer (coguionista de Spotlight) para contar  la vida de Neil Armstrong: cuando es piloto de cazas y su hija está gravemente enferma. También, aunque en esta sinopsis no se refleje, la atención e insistencia en mostrar el conflicto de Armstrong con su familia, paralelamente sus misiones cada vez  más peligrosas. 

La película resulta un biopic bastante fiel de Neil Armstrong, sin embargo decir que es solo eso se queda bastante corto. Desde la crudeza de las primeras escenas en que le cuesta dominar un caza, el realismo con que el director presenta las escenas de acción en el aire y en el espacio;  y la elección del punto de vista de Armstrong, dotan respectivamente de seriedad y de interés humano a la historia.

Es difícil no sentirse impresionado ante las peligrosas pruebas que realizan los astronautas y los imprevistos de sus misiones. Pero sobre todo, la decisión de presentar a Neil Armstrong como un ser humano con matices y sombras, y de contarnos la historia a través de sus ojos, dota la historia de gran altura humana. 

Nos transmite, como no se había hecho desde Elegidos para la gloria (The Right Stuff, 1983, de Phillip Kaufman), que los astronautas son personas de carne y hueso, con las mismas motivaciones, luces y sombras que el resto. Sin embargo, al haber elegido un camino profesional diferente, su manera de superar las sombras y alcanzar la realización personal adopta un tono épico que sintoniza con el discurso de Kennedy que inauguró la era espacial. Sus palabras, que aparecen en la película, fueron exactamente: ”Elegimos ir a la Luna. No porque sea fácil, sino porque es difícil”. En definitiva, la forma que tiene Neil Armstrong de utilizar  su carrera profesional para superar la profunda tristeza por la muerte de su hija, nos recuerda, como recientemente hizo Interstellar (aunque esta desde el punto de vista de la ficción), que muchos de los grandes logros humanos están conectados profundamente con el amor de sus artífices hacia sus seres queridos. Así, la película construye una historia en paralelo que salta de la épica de la carrera aeroespacial a la íntima situación de una familia que trata de encontrar la felicidad. 

El director Damien Chazelle opta  por los primeros planos de los personajes,  los planos subjetivos desde el punto de vista  Armstrong, y los efectos de sonido y fotografía realistas, y reserva los grandes planos generales para la llegada a la Luna. Es una opción estilística coherente con la historia, aunque resulta algo áspera para el espectador medio, y seguramente, al igual que el gran metraje, ha perjudicado al flim en taquilla.

Por último, mencionaremos el trabajo de Ryan Gosling, actor que no se caracteriza precisamente por su aparente expresividad, pero que es una buena elección para interpretar al introvertido y aparentemente frío Neil Armstrong. Gosling construye al personaje con una gama de matices minimalista que finalmente hacen presente la gran humanidad, aunque poco ostentosa, de Armstrong. Frente a él le da la réplica una Claire Foy mucho más emocional y expresiva, que interpreta a Janet, la mujer del astronauta, y contribuye a mostrar el contraste psicológico que sin duda existía en el matrimonio. 

En conclusión, la película, conecte más o menos con el público, logra su ambicioso objetivo con creces. Cuenta una historia interesante, que retrata un gran episodio histórico, en el que seres humanos excepcionales con unos medios que hoy vemos muy limitados, conquistaron una meta sin precedentes, y que tardaría en volver a repetirse.

© 2018 Pedro Alcoba González, excepto las imágenes que acompañan el artículo

miércoles, 31 de octubre de 2018

10 películas para no dormir en noche de Halloween

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Imagen de Andrés Nieto Porras

Halloween procede del rito pagano de origen celta Samhain, que ponía fin a las cosechas y daba entrada a una estación marcada por el frío y escasez.  Sin embargo, la cultura norteamericana  ha devuelto, corregida y aumentada, la tradición, y hoy día Halloween  se convierte una ocasión para disfrazarse, hacer juegos de susto o trato y, también, para ver películas de terror.
Por eso, es un buen momento para repasar algunos clásicos del cine de terror, y pasar un rato inquietantemente entretenido.

1- La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968)

Una historia que es progresivamente terrorífica, con un personaje protagonista bien elegido (una mujer vulnerable, luego embarazada) y una buena actriz para interpretarla (Mia Farrow). La película se vuelve más y más siniestra cuando los peores temores de la protagonista se van convirtiendo en realidad. Ruth Gordon (la peculiar vecina de la protagonista), obtuvo el Óscar y el Globo de Oro a la mejor actriz de reparto.


2- La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968)


La película ha cumplido ya cincuenta años, pero sigue con el dudoso honor de ser la primera de las películas de zombies tal y como las conocemos hoy día. El director optó por el blanco y negro para una historia en el que los protagonistas refugiados en una casa frente a los zombies van cayendo uno tras otro en sus manos. Los zombies dan miedo de verdad y las escenas son bastante gore para lo que estaban acostumbrados por aquella época. Hay infinidad de remakes, pero merece la pena ver la versión original, que todavía produce pavor.

3- El exorcista (Willian Friedkin, 1973)


William Peter Blatty consiguió el Oscar al mejor guión, y la película obtuvo también el de mejor sonido. Tuvo otras ocho nominaciones. A este lado del Atlántico, fue ganadora del oso de oro a la mejor película (drama), mejor director, y mejor guion. La niña Linda Blair obtuvo también el globo de oro. La película aún hoy asusta a cualquier espectador, por muy curtido que esté. El uso del sonido y el manejo de la cámara de Friedkin logra un efecto del que decir que es inquietante es poco. Para no ver en soledad.

Una escena de la aterradora El exorcista

4- La profecía  (Richard Donner, 1976)


Al igual que La semilla del diablo y El exorcista, toca el tema satánico de manera que resulta verosímil, partiendo de la premisa de que Satanás existe, claro está. La interpretación de Gregory Peck da calidad a la película,  y la sucesión de muertes en torno a Damien aporta el toque macabro. Una de las primeras películas que demostró que un niño, según el lugar que la adjudique el guion, puede resultar aterrador, y de las primeras que usó el número de la bestia: 666.

5- El resplandor (Stanley Kubrick, 1980)

Stephen King no estuvo nada contento con el resultado, porque el genio obsesivo de Stanley Kubrick acabó vampirizando su historia. Pocas veces unos pasillos de hotel han dado tanto miedo. El trabajo de Jack Nicholson también aportó a la película, aunque como siempre pecando algo de histrionismo. La progresión dramática es más y más aterradora, y el poder inquietante de algunas de sus imágenes se graban en la retina del espectador. 

6- Pesadilla en Elm Street (Wes Craven, 1984)

Aunque no es una gran película, la fuerza de la idea central (un asesino que acecha en tus sueños, de modo que si te duermes estás perdido) y un personaje que ha aterrorizado a una generación (Freddy Krueger) la hacen digna de ser incluida en una selección de películas para dar miedo. Es un paradigma del subgénero slasher, caracterizado por un psicópata que asesina a adolescentes o jóvenes, alejados de la protección de un adulto. Otras películas como Viernes 13, Halloween  o Scream pertenecen a este subgénero. Después de verla resultará difícil irse a la cama.

7- El sexto sentido (M. Night Shyamalan, 1999)

Aunque no es propiamente una película de terror, sino que lo combina con el misterio y el drama, no hay duda de que es una película de fantasmas. No solo eso, sino que, al igual que Los otros, de Alejandro Amenábar, le dio la vuelta al concepto contándolo desde el otro lado. Su director, además, llenó la historia de detalles, como el color rojo, y acabó contando una historia en la que transmitía su reflexión acerca de las relaciones humanas. Pero eso no quita para que haya escenas que dan verdadero terror.

El realizador indio-norteamericano M. Night Shyamalan

8- La maldición (Ju-on) (Takashi Shimizu, 2002)

El terror japonés merece por méritos propios estar en cualquier antología. Películas como La maldición (Ju-on), pero también The ring no solo tienen una interesante premisa argumental (en el caso de esta película una casa embrujada por un acto de violencia sucedido en el pasado), sino también una atmósfera absolutamente inquietante. Ambas películas generaron remakes en Estados Unidos. Aunque tengan un ritmo más lento, merece la pena ver las versiones originales. Sin tantos medios ni efectos especiales como las americanas, ponen los pelos de punta.


9- Déjame entrar (Thomas Alfredson, 2008)

Las que no siempre dan miedo son las películas de vampiros, a veces juegan con un tono decadente estilizado y otras se quedan en meras cintas de acción. No es el caso de esta producción sueca que redefinió el cine de vampiros, dándole la vuelta a una historia de bullying, con una secuencia final que hace estallar toda la tensión acumulada durante la película. Inquietante en grado sumo, después de verla no dejarás que ninguna niña que no conozcas se acerque a tus hijos.

10-  La cabaña en el bosque (Drew Goddard, 2012)

Parece la típica película de grupo de jóvenes que se internan en un lugar apartado y son asesinados por un psicópata o ente maligno. Pero nada que ver, el interés de la película reside en la historia, lo que su trama va desvelando poco a poco, hasta un final realmente delirante. Durante toda la película mantiene cierto tono de verosimilitud, y cuando el espectador llega al final ya está atrapado. Una prueba de que el género de terror sigue vivo. En grupo resulta hasta divertida por momentos, pero mejor no verla solo.

Bonus Track: Los mundos de Coraline(Henry Selick, 2009)


Basada en la novela Coraline de Neil Gaiman, del  que ya hablamos, es una historia delirante en la que la protagonista cruza un umbral  de su casa para descubrir más allá una realidad alternativa en la que Otra Madre sustituye a su madre original. Aunque originalmente se siente más a gusto, pronto aprende que hay un reverso siniestro de esa otra realidad, una trampa de la que debe salir. Gustará a los adultos, pero entusiasmará a los niños

Y nada más, solo queda recomendar una buena manta, una pantalla adecuada y buena compañía para verlas y no perder del todo el sueño  después del visionado. Que usted se asuste bien.
© 2018 Pedro Alcoba González, excepto las imágenes que acompañan al artículo. 
Imagen "Insomnio" de Andrés Nieto Porras, usuario Flickr anieto2k, reproducida por Licencia Creative Commons.

martes, 23 de octubre de 2018

Del cómic a la pantalla: 5 adaptaciones diferentes a su versión original



Desde que las productoras más importantes del cine cuentan con los derechos de los superhéroes de Marvel, no hay año que no nos sorprendan con una nueva película basada en las historias de alguno de ellos. La carencia de ideas, sumado a la necesidad de acertar en un medio en el que no conseguir éxito de taquilla, supone reducir las posibilidades de hacer otra película, han hecho que cada vez haya más superhéroes en los estrenos.
Una explicación, es que el avance de los efectos especiales no lo hacía posible con anterioridad. Pero otra, quizá más plausible, es que la cantidad de fans en todo el mundo de los cómics facilita el éxito. Sin embargo, las películas de superhéroes deben moverse entre la fidelidad al original (para no traicionar a sus fans) y la independencia y originalidad en el cine (para convencer a los que son solo seguidores en las películas). Este difícil equilibrio, y el ego de algunos de los creadores, han producido verdaderos disparates a la hora de adaptar los cómics.
En otros casos se han quedado en meras diferencias. Veamos cinco ejemplos de los cambios de los superhéroes Marvel, del cómic a la pantalla.

THOR  

Thor © 2013 MVLFFLLC. TM & © 2013 Marvel. All Rights Reserved




La primera película del superhéroe y dios de los vikingos (Thor, de Kenneth Branagh, en 2011) retomaba casi todos los personajes fundamentales del cómic (Loki, Odín, Los Tres Guerreros, Sif, Heimdall, Jane Foster…). Sin embargo, olvidaba totalmente el personaje de Donald Blake. En el cómic, cuando Thor es exiliado a la Tierra por su padre, para que aprenda humildad hace que sea huésped del frágil cuerpo del lisiado doctor Donald Blake. Cuando Blake golpea su bastón sobre el suelo, este se convierte en Mjolinir y Blake en Thor. Sin embargo, en la película de este personaje (alter-ego humano de Thor) solo queda el nombre. Fue una decisión de Kevin Feige, el poderoso CEO de Marvel Studios, que optó por prescindir totalmente de esta encarnación más humana de Thor. Además, Jane Foster (Natalie Portman) es en la película una astrofísica, mientras que en los cómics fue primero enfermera y luego médica. Hoy es difícil imaginarse a Thor con otro rostro que Chris Hemsworth, y viendo su poderoso físico y su personalidad segura de sí, un alter-ego lisiado no habría combinado mucho, pero sí le habría dotado de mayor complejidad.

CAPITÁN AMÉRICA 

Capitán América: Soldado de Invierno TM & © 2014 Marvel. All Rights Reserved

En general, las películas en solitario del Capitán América  (Capitán América: El primer vengador  -2011- y Capitán América: Soldado de Invierno -2014-) son, sobre todo la primera, bastante fieles al original. Sin embargo, la mayor diferencia sigue siendo el personaje de Bucky Barnes, que es el principal antagonista del segundo film. Esto se debe a que Bucky fue un popular personaje dentro de los cómics, de una manera muy parecida al Robin de Batman, en la década de los cuarenta. Sin embargo, los productores de la segunda película  del Capitán América optaron por concentrarse en una trama que no apareció en los cómics hasta 2005, en que al guionista Ed Brubaker se le ocurrió que Bucky no había muerto, sino que había sido secuestrado por los soviéticos para convertirle en “el soldado de invierno”. Los productores optaron decididamente por esta versión, más que por el juvenil Bucky, cuya muerte fue lamentada por los seguidores de la saga en su momento. Por otra parte, al igual que el cómic en el que está basada, en la película se notó un esfuerzo por dotar de mayor conflicto y humanidad a los personajes superheróicos.

LOS CUATRO FANTASTICOS

Fantastic Four TM & © 2014 Marvel. All Rights Reserved. Ilustración de Arthur Adams, color de Bryan Ward.

Son quizá el grupo más transformado en el cine. En la primera película Los cuatro fantásticos (Tim Story, 2005) alteraban totalmente la historia al incluir a Victor Von Doom (El Dr. Doom) en el viaje espacial que convierte al grupo en superhéroes. No solo eso, además el supervillano pierde en  las películas sus características de los cómics. La historia que nos narran estos de sus conflictos psicológicos con la deformidad de su cara, así como su condición de monarca de Latveria, apenas si aparece en los films. Pero además, en el remake de 2015 (Fantastic 4, de Josh Trask) no solo optan por darles un origen totalmente diferentes, sino que además cambian la raza y parentesco de la Antorcha Humana. Josh Trask y sus co-guionistas Simon Kinberg  y  Jeremy Slater fueron los responsables. Con esto no solo consiguieron enfadar a los fans, sino que además les dieron los premios Golden Raspberg a la peor película, el peor remake y el peor director (también fue nominada al peor guión). Rotten Tomatoes  calificó el film con un 3.4 sobre 10 y las críticas fueron bastante duras. No era para menos.

IRON MAN


Iron Man 3 TM & © 2013 Marvel. All Rights Reserved. 
Ilustración El demonio en una botella de Bob Layton, © 1979 Marvel.


Hay pocos superhéroes tan ligados en su versión cinematográfica al actor que los interpreta como Iron Man a Robert Downey Jr. El actor consiguió con este personaje relanzar su carrera de un modo inimaginable. Sin embargo, excepto algunos excesos cometidos por el personaje en Iron Man 2 (2010, Jon Favreau)  y cierto stress postraumático en Iron Man 3 (2013, Shane Black), el personaje ha sido reinventado para el cine.  Tony Stark ya era brillante, rico y arrogante en los cómics. Sin embargo, el talón de Aquiles de Iron Man siempre fue el alcoholismo, desde el cómic El demonio en la botella, obra de David Michelinie, Bob Layton y John Romita Jr. Esta característica dotó de complejidad al personaje y lo hizo mucho más humano. Por otra parte, el cómic juega durante mucho tiempo a que Iron Man es el guardaespaldas personal de Tony Stark, siendo esta la identidad secreta del superhéroe. En la película, la confesión de Tony Stark de que “él es Iron Man”  (obra del propio actor, que no estaba en el guión), cambia totalmente la historia. En definitiva, en este caso ha sido en gran medida la aportación del actor lo que ha transformado al personaje en pantalla.

X-MEN

X-Men Primera Generación  TM & © 2011 Marvel. All Rights Reserved. 
Ilustración de Hellfire Club de John Byrne.

Los X-Men (en España la Patrulla X) han tenido tantos personajes y giros argumentales en las colecciones de cómic, que era difícil que alguno de ellos no encajara con lo que los productores querían para el cine. Sin embargo, hay una diferencia que es especialmente flagrante. Y esta es la de los antagonistas en la precuela X-Men: Primera generación (Matthew Vaughn, 2011). La película respeta un poco más la personalidad del profesor Xavier de lo que lo haría X-Men: Días del futuro pasado (Bryan Singer, 2014) , pero no lo hace en absoluto con la historia del Club de Fuego Infernal (Hellfire Club). Este grupo de supervillanos, obra de Chris Claremont y John Byrne, es en el cómic una especie de club elitista selecto que tiene su origen en el siglo XVIII (de hecho, el club existió realmente). Aparecen en los X Men cuando estos ya tienen su formación más moderna. En la película, sin embargo, Sebastiah Shaw, su líder , conoce por primera vez a Magneto cuando este es un niño, en la segunda guerra mundial. Y, salvo el propio Shaw y Enma Frost , cualquier parecido de la formación original del grupo en los cómics y la que tienen en la película es pura coincidencia. Harry Leland y el cyborg Donald Pierce son sustituidos por Azazel y Riptide. Estos son personajes que existen en el Universo X-Men, pero en grupos y épocas totalmente diferentes.Es un claro ejemplo de cómo los guionistas han hecho exactamente lo que han querido con personajes y tramas para encajarlos en una nueva fórmula. Y por cierto, esta fórmula sí funcionó.

En definitiva, a veces para mejorar o transformar (como la aportación de Robert Downey Jr, o de los guionistas de X-Men: Primera Generacióny otras para causar un auténtico destrozo (como hizo el director Josh Trask con Los Cuatro Fantásticos); a menudo las versiones cinematográficas de los superhéroes tienen grandes diferencias con sus originales en cómic, para regocijo (a veces) de los espectadores de cine y para frustración (siempre) de los seguidores de los cómics. 

© Pedro Alcoba González 2018, excepto las imágenes que acompañan al artículo.