lunes, 22 de noviembre de 2021

"Otra Ronda": entre la provocación y la necesidad

 


Uno de los artífices  del Dogma'95 (Thomas Vitenberg) ha filmado una película que es a la vez una verdadera provocación, como lo fueran las películas de este movimiento, y al mismo tiempo un entretenimiento brillantemente ejecutado, que ha logrado conectar con el público. La  película ha logrado premios como el Óscar a la mejor película extranjera, el de mejor película, actor, director y guion en los European Film Awards y el de mejor película en el Festival de cine de Londres. 

"Otra ronda" está disponible  en Filmin, Rakuten TV  y otras plataformas.

        Si algo tuvo el movimiento Dogma’95, fue la intención de recuperar un cine más libre, menos atado a los convencionalismos tanto argumentales como industriales y estilísticos que se habían ido acumulando hasta ese momento. Su intento, recogido en su manifiesto, era librarse de la música incidental, la iluminación especial, los decorados y la fotografía irrealista, para usar música siempre diegética (generada en la propia acción), fotografía más cercana al documental (con iluminación directa) y huyendo de la afectación en el rol del director.

Si bien Lars Von Trier, aunque tuvo infidelidades a sus planteamientos en los más o menos quince años que duró el movimiento (sobre todo uso de decorados en Dogville, que marcó el final del mismo), la evolución de Thomas Vitenberg ha sido incluso más irregular. Su filmografía contiene películas totalmente Dogma (su segunda película, como Celebración (1998) , sigue siendo uno de los paradigmas del movimiento), y Submarino (2010), que sigue también su estela.  Pero hay otras, como Todo por amor o Kursk que podrían considerarse que utilizan todos los recursos que antes se habían negado. Sin embargo, de algún modo, el paso por el movimiento  dejó en Vitenberg un gusto por un cine cuya finalidad es “extraer la verdad de personajes y ambientes” (en la línea de tantos movimientos de cine europeo), lo que le ha permitido en su madurez rodar una película como Otra ronda.


La estructura de una película obedece a la lógica de una historia de personajes entre los que destaca Martin (Madds Mikkelsen), que se nos va contando con una progresión dramática hasta un momento cumbre del conflicto —en este caso cuando el experimento del grupo de profesores se les va de las manos—, que lleva a la película hacia su resolución final. Resumamos un poco la historia:


Martin es un profesor de instituto atravesando la crisis de la mediana edad, tanto en su matrimonio como en el trabajo, donde algunos padres están planteándose que no es un buen profesor para sus hijos. Le acompaña un pasado con la bebida, además. En una cena con sus compañeros y amigos  uno de ellos sacar a colación una teoría, según el hombre nace con un déficit del 0,05% de alcohol en la sangre, por lo que para alcanzar el equilibrio deben compensarlo. Desde ese momento, se plantean hacer un experimento psicológico y empiezan a beber en el trabajo hasta ese porcentaje. Después de ello, Martin decide llevar el experimento más lejos y empieza a beber incluso más, algo en lo que sus amigos también le secundan. El experimento se les va de las manos y pone en crisis, en el caso de Martin, una relación de pareja ya deteriorada, mientras que causa conflictos en Nikolaj, el más joven, con su esposa e hijos, y también en los otros dos amigos, en mayor o menor medida. A partir de ahí, Martin y sus colegas intentan resolver todas las situaciones que han provocado, con más o menos éxito.


Quizá para comprender la película es preciso partir de la mentalidad de la sociedad danesa, en la que la confianza (tillid) (1) en las instituciones y el sistema es la base, construyendo un orden social  bien cohesionado. Desde ahí, que un grupo de profesores (si bien siguen siendo un grupo, no un individuo), decidan transgredir lo moralmente aceptable, es decir, decidan beber en el trabajo (cuando el alcohol es una droga tolerada, pero solo en otros ámbitos) resulta en una sociedad así una verdadera provocación. El discurso paralelo de Martin en sus clases, en el que se hace evidente que el alcohol ha sido un elemento vital no solo en la sociedad danesa, sino también en la occidental, pone de manifiesto las contradicciones de admitir determinadas sustancias como válvula de escape o incluso como estimulantes de la creatividad, pero al mismo tiempo considerarlas reprobables en otros ámbitos.



Los cuatro actores  Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Magnus Millang, Lars Ranthe se hicieron conjuntamente con la Concha de Plata en San Sebastián.


El alcohol como catalizador 

(ATENCIÓN: A partir de aquí la crítica contiene Spoilers...)


El alcohol en cierta medida actúa en la historia no como algo que conduce a la autodestrucción, sino más bien como un catalizador, acelerando las dinámicas interpersonales de los personajes.  La crisis del matrimonio de Martin sale a la luz, como también la soledad y el sinsentido de la vida de Tommy, y en menor medida los conflictos de otros personajes.


Por otra parte, se analiza también la función catárquica del alcohol en la vida de los estudiantes, en plena ebullición hormonal, como una forma de llevar al extremo sus pulsiones aún no controladas. Si los adultos tratan de aprovecharse del alcohol a su favor, ellos carecen de su autocontrol y solo lo utilizan como evasión para alcanzar un estado de euforia que les abstrae temporalmente de la realidad. Sin embargo, en una sociedad en que es muy popular la ley de Jante (2), sería impensable que, si los adultos han encontrado algo que es útil para ellos, no lo transmitieran socialmente, cosa que hace uno de ellos, al animar a un alumno a superar un examen con ayuda del alcohol. Al final, la película parece concluir con su doble discurso (el de la vida de los personajes, y el mantenido por Martin en clase), que el alcohol es un elemento difícilmente prescindible en la sociedad danesa -y por ende en la europea-, por más que se critiquen sus efectos o consecuencias.


Ahora bien, se podría objetar, todo esto es así hasta la muerte de un personaje. La gran pregunta es si esta muerte es a causa del alcohol, o este solo la acelera. Habría que volver a  la visión del mundo que plantea la película desde sus primeros compases. Si escuchamos con atención la canción que suena de fondo en la primera cena de los amigos, veremos  que su tema es que la vida es un largo camino cuyo único final es la muerte. Esto enlaza de algún modo con el paroxismo del baile de Martin al final de la película, que parece representar más bien el vitalismo frente a la muerte, al tiempo que reivindica el derecho a ser especial (una cierta liberación de la ley de Jante, por tanto). Al final, no hay nada en los personajes que no aparezca después de emborracharse, más bien se exacerba hasta a sus últimas consecuencias aquello que ya llevaban consigo. Al final, si la vida es un largo camino hacia la muerte, lo mejor es disfrutar de la mejor manera hasta entonces. Lo provocador de la película es que no cae en un tono moralizante: de los cuatro personajes, solo uno en cierto modo cae en el alcoholismo, por un problema que ya arrastraba previamente. Así, el sentido último de la película se mueve de algún modo entre el Carpe Diem y el valor de la amistad entre los amigos, y esa parece ser de algún modo la respuesta incluso ante la muerte, cuando los tres amigos optan por hacer lo que Tommy habría querido, es decir, irse a comer y beber juntos, para celebrar que que pueden hacerlo juntos y celebrar la vida, por mucho que todos sepamos cómo acaba, o precisamente por eso. Martin resurge de algún modo de una existencia cenicienta y abotargada, de la que solo el arriesgado experimento al que se ha sometido  con sus amigos y compañeros le ha sacado, a costa en cierto modo de la renuncia vital de uno de ellos.



Thomas Vitenberg y Madds Mikkelsen en  el rodaje  de la película.


Una realización desinhibida


    Es magistral el trabajo de Madds Mikkelsen para componer al personaje de Martin, rodeado de un cuadro actoral  solvente y bien dirigido. Los cuatro actores que integran el grupo de profesores ganaron conjuntamente la Concha de plata al mejor actor en San Sebastián. 

   

   Pero la película tiene también otros importantes hallazgos netamente cinematográficos. Por una parte, el uso de la música, en la que Vitenberg recuerda sus orígenes en Dogma jugando con una música que empieza en campo y finalmente invade las secuencias como música incidental (es el caso de la melodía de Tchaikovsky) o la música del restaurante donde van a comer por primera vez los amigos, que ya hemos mencionado. También la música diegética, como es el caso de las canciones de la clase de canto y el himno final cuando los alumnos se gradúan, tiene fuerza precisamente por el hecho de ser interpretada por los propios personajes. La forma de manejar la cámara  de Vitenberg es original,(con movimientos a ratos audaces) y su forma de montaje también. Si de algo se caracteriza su realización, es por la libertad con la que mueve la cámara y descompone la escena en planos, brindando un gran dinamismo, que se alterna puntualmente con la pantalla en negro sobre la que se impresiona un texto en blanco, en otros momentos, recurso tan interesante como elegante. Al final, el resultado es un film en el que se ha extraído lo mejor de dos mundos. Por una parte, unos actores profesionales bien dirigidos, utilizando magistralmente la música y ciertos recursos cinematográficos selectos; por otra, escenarios naturales, una puesta en escena y un montaje ágil y modernos -llevados a su extremo en la escena final-, que construyen secuencias perfectamente dignas del movimiento Dogma’95.


(1) “(…) el valor de la confianza, tillid, resultaba elegido por los daneses como el valor más apreciado en el referéndum de 2016 para determinar el canon nacional (…) N.F.S. Grundtvig, uno de los hombres más importantes en la formación de la moderna nación danesa, fomentó la idea de la existencia de un canon de valores en torno al cual nació la conciencia de patria en Dinamarca”. 

“Cuestión de confianza”, en DE LUIS, Mercedes. Lars Von Trier y el Dogma’95. (2021) Un viaje iniciático por la cultura danesa. Madrid: Ediciones JC. págs. 138-140.


(2) "(…) la ley de Jante, creada por el escritor Aksel Sademose y muy popular por los países escandinavos, muestra la importancia del desarrollo y bienestar colectivos frente a los individuales con el fin de alcanzar la igualdad social."

“The End of Violence”, en DE LUIS, Mercedes. Lars Von Trier y el Dogma’95. (2021) Un viaje iniciático por la cultura danesa. Madrid: Ediciones JC. págs. 192.


© Pedro Alcoba González 2021 (excepto las imágenes que acompañan el artículo)