domingo, 9 de junio de 2019

Loving Vincent: la película definitiva sobre Van Gogh



Ni Lust for Life (1956, Vicente Minnelli) ni el docudrama Van Gogh: Painted with Words (2010, Andrew Hutton). La película definitiva sobre Van Gogh es  Loving Vincent (2017, Dorota Kobiela). Este año ha visto en el estreno en Internet y la publicación en DVD de esta coproducción polaco-británica y es una excelente ocasión para hacerse con una pequeña obra maestra que pudimos ver en cines al comienzo de este año. Loving Vincent toma su nombre de la frase con la que Vincent Van Gogh solía terminar las  más de 900 cartas que escribió a su hermano Theo. La traducción sería, más o menos…”Con amor, Vincent”. 

El colosal proyecto de esta película es una idea original de su directora, la polacaDorota Kobiela, conjuntamente con su marido, el británico Hugh Welchman, ambos coguionistas del film, que indaga en los sucesos que condujeron a Van Gogh al suicidio.La película logra con éxito el efecto de que la pintura de Van Gogh cobre vida y se convierta en animación, gracias a 125 pintores animadores, trabajando sin descanso durante varios años. Sin embargo, no es simplemente una película que brilla por su brillante técnica de animación, sino que logra además contar la historia de la vida del pintor holandés resumiéndola con maestría narrativa.

De izquierda a derecha: Pierre Niney (voz de Armand Roulin en la versión francesa), Dorota Kobiela y  Hugh Welchman

La historia de Loving Vincent

La película comienza cuando Armand Roulin recibe en Arlés el encargo de su padre, el cartero Josheph Roulin, de hacer llegar la última carta de Vincent a su hermano Theo. Armand Roulin recibe el encargo a regañadientes y emprende un viaje para buscar a Theo. En su búsqueda, va descubriendo distintos personajes que poco a poco van reconstruyendo a modo de caleidoscopio lo que fue la vida de Vincent, desde los años de su infancia y sus primeros fracasos profesionales (el más sonado, como misionero en Bélgica), hasta su última etapa en Auvers-sur-Oise. Investiga primero el incidente de Arlés, con disputa con Gauguin y de ahí va explorando us años de infancia y formación en París. Allí, al entrevistarse con Julien-François Tanguy descubre que Theo Van Gogh ha muerto meses después de su hermano y se dirige a Auvers-sur-Oise, donde sus entrevistas con la posadera de la pensión Ravoux y finalmente con el doctor Paul Gachet, pintor aficionado, que le desvela las claves finales sobre la muerte de Van Gogh.  Todo el periplo de Armand Roulin intenta contestar a la pregunta: “¿Cómo un hombre pasa de estar tranquilo a suicidarse seis semanas después?”.  

Construida de una manera muy similar a Ciudadano Kane, en que la investigación de un periodista a diversas personas va desvelando capa por capa la vida del personaje, el periplo de Armand Roulin nos va descubriendo las motivaciones, los conflictos personales y los profundos compromisos de Van Gogh con su arte. Y sobre todo las dificultades de un alma atormentada para encontrar su lugar en el mundo, que dice en su lecho de muerte: “si solo pudiera haber sido uno de ellos”. La película también incorpora las últimas teorías respecto a su muerte, que consideran una hipótesis dudosa el suicidio, e involucran en ella a los hermanos René y Gaston Secrétan como autores o al menos incitadores de la misma.

Retrato del Doctor Paul Gachet, interpretado por Jerome Flynn en la película 

La técnica de Loving Vincent

Para hacer justicia a la vida y obra de Vincent Van Gogh y dar la apariencia de una pintura animada, 125 artistas reclutados en todo el mundo pintaron 65.000 cuadros. La película fue realizada en cinco años y medio: Tres años para escribir y desarrollar el film, dos de pintura, un mes de grabación y cinco de pintura.  Los artistas fueron seleccionados en tres fases, primero mediante  la presentación un portfolio de sus trabajos, seguido de una prueba de tres días para ver si eran lo suficientemente rápidos y tenían capacidad para animar. Finalmente una formación de tres semanas realizando pequeñas escenas en torno a un paisaje y un retrato obra de Van Gogh. Después de esto, se asignaba a cada artista la parte de la película más cercana a su estilo, dado que el film tiene tramos en blanco y negro más realistas (que cuentan la historia cuando el pintor vivía) y otros en color que reflejan el estilo de Van Gogh (para contar el ahora de la investigación de Armand Roulin). Una vez que los pintores animadores empezaban a trabajar en cada escena, les llevaba de medio día a tres días pintar la primera escena y luego entre 15 minutos y 5 horas pintar los siguientes fotogramas. Cada artista trabajó en un pequeño estudio individual con un ordenador, una tabla de pintar y animar, un proyector, una cámara y  materiales para trabajar.  Cada día el proceso era controlado por supervisores y por la propia directora, Dorota Kobiela, que enviaba al final del día un correo electrónico con las correcciones de cada escena. En definitiva, un esfuerzo colosal para dotar de movimiento al estilo de Van Gogh y recrear 94 de sus pinturas y 31 más que se incorporaron para la película. La fotografía ha sido obra de Lukasz Zal (Ida) y Tristan Oliver, (Evasión en la Granja, El fantástico Mr Fox), responsable de la parte de acción real interpretada por actores. 

Respecto a las escenas con personajes, el británico Hugh Welchman explicó por qué optaron  por la rotoscopia (el uso del trabajo de actores reales para el trabajo de animación). Básicamente, el mismo Van Gogh siempre tenía a sus modelos presentes cuando hacía retratos para transmitir no solo su apariencia sino también sus emociones. El resultado de esta técnica dota de gran verosimilitud a las escenas en las que aparecen personajes, y al estar recubiertos de infinidad de pinceladas de óleo, no pierde eficacia a la hora de recrear el peculiar universo de Van Gogh.

En conclusión, Loving Vincent es una de esas películas que, tanto por su historia como por su meticulosa ejecución, merece estar en la colección de cualquier cinéfilo.

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